Siguiendo los deseos de su abuelo muerto, Sanele Masilela, de ocho años, se casó con Helen Shabangu, de 61, en su pueblo de Tshwane, en Sudáfrica.
El anuncio de la boda creó polémica en la ciudad pero, según los padres del niño, éste sólo estaba respetando lo que pidió su difunto abuelo. El finado supuestamente quería tener una fastuosa boda, porque él nunca tuvo una antes de morir.
Ante el temor de que hubiera algún tipo de maldición si no se cumplía su voluntad, el niño accedió a casarse con la mujer que el abuelo amaba, Shabangu.
La lujosa ceremonia tardó dos meses en planificarse y costó alrededor de 2.000 dólares, una cantidad exorbitante en el pequeño pueblo donde se celebró. Shabangu llevaba un vestido de novia blanco con volantes y Masilela lucía un esmoquin reluciente de color plata. El evento contó con la participación de unas 100 personas, y con el correspondiente intercambio de votos, anillos, y un beso después de que fueran declarados marido y mujer.
A pesar del boato, la pareja ha explicado que la boda era sólo un ritual. "Estoy casada y tengo cinco hijos propios, pero sé que esto es lo que los antepasados querían, y ahora son felices", ha explicado Shabangu, que ya está casada, desde hace 30 años, con un tal Alfred , y tiene hijos de edades comprendidas entre 27 y 37 años.
En consecuencia, la pareja no firmó un acta de matrimonio y ha vuelto a sus vidas anteriores al enlace. Mientras tanto, Masilela tiene planes propios, y ha expresado enfáticamente: "Estoy feliz de casarme con Helen, pero voy a ir a la escuela y estudiar mucho y cuando sea mayor, me casaré con una mujer de mi edad."
Fuente: http://eldiario.com.uy
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