Tendemos a pensar que somos los animales más inteligentes de la Tierra. Después de todo, hemos creado maravillas tecnológicas como Internet, el motor de combustión interna o las zapatillas de deporte que se encienden al andar. Pero, a pesar de nuestra enorme inteligencia humana, algunos de nosotros todavía nos olvidamos alimentos caducados en el congelador, o de recoger a los niños después de las actividades extraescolares… es por la memoria, esa área en la que muchos animales son capaces de dejarnos en evidencia. Por ejemplo...
6. La increíble memoria fotográfica de los chimpancés
Haga esta simple prueba:
Eche un vistazo a la imagen de abajo durante dos segundos. Luego trate de recordar exactamente dónde estaba cada dígito, en orden.
¿No se puede hacer? Usted quizás no, pero…
En un estudio de la Universidad de Kyoto, se enseñó a un grupo de chimpancés a contar del uno al nueve (lo que de por sí es bastante impresionante) y luego a cada uno de ellos se le mostraron algunos de estos números dispersos al azar en una pantalla de ordenador durante un par de segundos. A continuación, los chimpancés fueron capaces de identificar la posición de cada número en orden.
Los científicos atribuyen este impresionante despliegue de memoria de trabajo de "imaginería eidética", o lo que comúnmente se conoce como memoria fotográfica.
5. Los leones marinos nunca olvidan
Rápido, ¿cuál es su recuerdo más lúcido de hace exactamente 10 años? ¿Cree que podría recordar los detalles de un truco de magia que su primo le enseñó, suponiendo que nunca había visto o realizado el truco desde entonces hasta ahora? Si no, entonces acaba de ser superado por un león marino.
Mientras que los entrenadores han pasado años enseñando a los leones marinos trucos baratos de salón, también han descubierto que estas criaturas tienen una sorprendente memoria a largo plazo (que probable, y lamentablemente, explotarán hasta que el animal se deje su última pizca de dignidad en el espectáculo).
Unos biólogos marinos de la Universidad de California enseñaron a un león marino californiano llamado Rio a reconocer números y letras idénticos dentro de un set de cartas, premiándolo con pescados cada que lograba identificar los mismos símbolos. Diez años después, el león marino fue capaz de reconocer sin dudar los pares de letras y números que se le mostraron, a pesar de que no había llevado a cabo el truco de nuevo en cualquier punto en la última década. Este es el período más largo conocido de retención de cualquier especie animal.
Los científicos creen que esta memoria sirve para ayudar a identificar a las a presas que sólo se pueden encontrar una vez cada pocos años.
He aquí una pregunta para todos los padres, niñeras y monitores de campamento: ¿cuántos niños pequeños se pueden cuidar al mismo tiempo en un parque sin quitarles el ojo de encima? Cualquiera que haya pasado tiempo tratando con estos pequeños cabroncetes sabe que, si deja de mirarlos durante 10 segundos, éstos pueden haberse escabullido en medio del tráfico, trabando amistad con animales salvajes o haciendo cola para aceptar caramelos de extraños (que se lo digan, si no, a José Bretón).
Si usted es un ser humano, la respuesta es, probablemente, alrededor de tres o cuatro. Pero si usted es un elefante, la respuesta será ésta: alrededor de 30.
Estos adorables paquidermos pueden seguir la pista del paradero de hasta 30 miembros de su familia, independientemente de su distancia o dirección. Llevan a cabo esta tarea increíble creando un mapa mental que localiza la posición de cada uno de ellos, aunque estén separados del resto de la manada. ¿Cómo lo hacen? A través de su asombrosa capacidad para rastrear la orina de los otros elefantes, que les permite una ubicación del lugar exacto donde se encuentran los mismos.
Para probar esto, los científicos recogieron muestras de orina de otros elefantes y se las presentaron a sus familiares. Cuando las muestras eran de elefantes que estaban muy lejos, o aún no habían pasado por la zona, los animales reaccionaban con sorpresa. No estamos seguros de cómo los científicos detectaron "sorpresa" en los elefantes, pero confiamos en su criterio.
3. La doble memoria de los pulpos
La universidad hubiera sido mucho mejor si hubiéramos sido capaces de aprobar los exámenes sólo hojeando un rato el libro de texto en la cafetería. Hubiese sido posible si fuéramos pulpos.
Los pulpos no sólo acceden a la comunicación telepática o tienen tres corazones, sino que manifiestan una espectacular diversidad de habilidades bio-cognitivas, como el hecho se que su sistema neuronal está distribuido en su cabeza, pero también a lo largo de sus tentáculos y, al igual que en el de otros mamíferos y de seres humanos, la memoria de corto y largo plazo también está dividida en dos sistemas separados, cada uno de los cuales se localiza en una región diferente del cerebro.
(Nota mental: no confiar en los humanos). |
Sin embargo, la organización resulta más sofisticada en el pulpo que en otros animales, puesto que esos sistemas actúan en forma paralela, pero no independiente, lo que hace a este animal doblemente hábil en momentos de mucho estrés, donde el aprendizaje rápido y una buena memoria pueden significar la supervivencia. La interconexión entre sus excelentes memorias a corto y a largo plazo, impulsada por sus 500.000 millones de neuronas (sus parientes más cercanos, los moluscos, en comparación, tienen alrededor de 20.000), sitúan a los pulpos más cerca de los humanos que, por ejemplo, de las langostas.
2. La memoria a corto plazo de un gato es 20 veces mayor que la suya
¿En alguna ocasión ha entrado en una habitación y se ha dado cuenta de que no podía recordar qué iba a hacer allí? ¿Nunca ha olvidado dónde dejó las llaves? ¿Ha perdido el hilo de una conversación alguna vez? Ese tipo de cosas nunca les sucede a los gatos, gracias a su capacidad casi sobrenatural para la memoria a corto plazo.
En un ser humano, la memoria a corto plazo dura unos 30 segundos como mucho. En los gatos, al menos 10 minutos. Los científicos descubrieron esto cuando realizaron pruebas sencillas con los felinos, en las se dieron cuenta, sorprendentemente, que conservaban su memoria a corto plazo de 10 a 20 veces más que la mayoría de otros animales.
1. Cascanueces de Clark
¿Sería usted capaz de decir la ubicación de cada moneda de su propiedad en este momento, incluidas las que se encuentran entre los cojines del sofá y en el suelo del coche? Probablemente no, debido a que usted no es un Cascanueces de Clark.
Mientras que otros animales pueden recordar hasta nueve dígitos o tener en mente a 30 miembros de su familia, esta pequeña ave humilde es capaz de recordar la ubicación exacta de hasta 30.000 piñones.
El animalito pasa el otoño recogiendo semillas de pino que luego, simplemente, esconde en diferentes lugares. Más tarde, en el invierno, cuando todo está cubierto por una gruesa capa de nieve, se dedica a recogerlas durante varios meses clavando su pico en el lugar exacto donde las escondió.
El Cascanueces de Clark es capaz de superar así los inviernos, a través del uso de una sofisticada memoria espacial, lo que le permite recuperar puntos de referencia, tales como árboles, para señalar la ubicación de varios miles de unidades en un área de más de 24 kilómetros.
Y, por si eso no fuera suficiente, el cerebro de este cascanueces continúa produciendo neuronas en la edad adulta. Así, mientras que en los humanos, con la edad, la memoria se desvanece, en esta ave es cada vez mejor.