Bratislav Stojanovic, un hombre sin hogar de 43 años, ha estado viviendo con los muertos en un cementerio de Nis (serbia) durante los tres últimos lustros. Ante las inevitables preguntas, afirma que tiene más miedo a morir de hambre y de los vivos que de sus vecinos muertos.
Stojanovic, ex trabajador de la construcción, nunca tuvo una vida laboral estable, y cuanto perdió su casa decidió irse a vivir entre las cenizas de un familiar que murió hace 100 años. Dice que trató de hacer del lugar un hogar tan acogedor como le fue posible, y que le gusta porque tiene sus ventajas. "Es seco y hace calor", afirma, y añade que "no es un palacio, aunque es más cómodo que la calle ".
Reconoce que la vida en el cementerio era difícil al principio, pero ahora allí se siente a gusto. Se entretiene la mayor parte del tiempo buscando velas y colillas por todo el recinto , y casi todos los días se alimenta con comida procedente de los contenedores de basura de la ciudad. Las velas lo ayudan a mantenerse caliente en las noches frías, y él se siente feliz que porque por fin ha encontrado un lugar donde nadie se atreve a molestarlo, ni siquiera la policía.
La suya no la primera persona en hacer su casa en un cementerio. El año pasado, se informó acerca de una argentina que se mudó al mausoleo de su marido porque lo amaba tanto que quería tenerlo siempre cerca. También son conocidos los más de 10.000 habitantes del cementerio de Manila, que aparecen continuamente en las noticias.
Fuente: odditycentral.com
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