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Santo Graffiti

El intEl intento de vender un mural de Banksy cogido de una calle de Londres en una casa de subastas Miami demuestra que el graffiti ya no es visto como un problema urbano, sino como una forma más de arte.

El graffitero Raúl Sánchez Araque, también conocido como House, cuenta con una variada obra en su haber, que incluye pintadas en una tienda erótica y numerosos graffitis de guerrilla de la vieja escuela. Ahora, 
añadirá a su curriculum la cúpula de la iglesia de Santa Eulalia de l'Hospitalet, cerca de Barcelona.

La iglesia, de estilo neo-románico, requería imágenes austeras, así que Sánchez Araque y su colega de batallas Rudi cargaron los aerosoles y se pusieron manos a la obra con la decoración. Los dos grafiteros estuvieron 10 días y una noche en vela en terminar su tarea, que querían que estuviera lista para una boda.

Para el padre Ramón Borr, sacerdote que contactó con el artista, "el graffiti es sólo otra técnica artística". Además, se ajusta más al presupuesto de su iglesia que el de los artistas tradicionales.

El resultado es una obra de espectaculares colores: azules, rojos brillantes y verdes en la cúpula del altar principal y una composición fiel al románico, con figuras estáticas y bidimensionales que representan a Santa Eulalia, la Virgen María, el Niño Jesús y su congregación, donde, además, se puede ver a una anciana que entrega un dedal a un niño. Esa mujer era la abuela de House, que fue costurera y que, según cuenta el artista, se curó milagrosamente de una enfermedad en la década de 1950.

"Les dije que no podían comenzar hasta que visitaran un museo en Barcelona y estudiaran el estilo románico", dice el Padre Borr. Sólo entonces dio luz verde a los botes de spray.

House, de 34 años, trabaja a tiempo completo como artista, haciendo una mezcla de obras por encargo, por los que se paga, y lo que él llama su "graffiti personal", salpicando las paredes de Alicante, localidad donde vive y donde ha sido detenido en numerosas ocasiones.

Cuando el padre Borr lo contrató estaba sorprendido, emocionado y nervioso. Y aunque afirma que no es religioso en el sentido tradicional, cree que lo que importa es "buena voluntad de la gente, independientemente de si se cree o no en Dios".

Por su parte, Borr está feliz con el resultado y no descarta volver a contratar a House y Rudi para que sigan decorando su iglesia. "Como el Papa Benedicto XVI ha dicho, el arte debe atraer a los fieles", pontifica.

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