1985:
Con un último adiós, a su madre, se despidió Omayra Sánchez Garzón (28 de agosto de 1972 – 16 de noviembre de 1985) del mundo. Tenía 13 años y la erupción del volcán Nevado del Ruiz había arrasado su pueblo, Armero, en Colombia, y de paso se la llevó a ella por delante.
Los últimos instantes de vida de la niña tuvieron en vilo a medio mundo, tras estar 60 horas atrapada en el fango, agua y restos de su propia casa, mientras las cámaras de televisión transmitían incesantemente el momento. Omayra vivía con su hermano menor, su padre y su tía, y el tiempo que permaneció atrapada siempre estuvo encima de los cuerpos de estos familiares. Su madre, en el momento de la tragedia, se encontraba en Bogotá en un viaje de negocios.
Los últimos instantes de vida de la niña tuvieron en vilo a medio mundo, tras estar 60 horas atrapada en el fango, agua y restos de su propia casa, mientras las cámaras de televisión transmitían incesantemente el momento. Omayra vivía con su hermano menor, su padre y su tía, y el tiempo que permaneció atrapada siempre estuvo encima de los cuerpos de estos familiares. Su madre, en el momento de la tragedia, se encontraba en Bogotá en un viaje de negocios.
Al intentar ayudarla, los socorristas comprobaron que era imposible: para sacarla necesitaban amputarle las piernas. Sin embargo, carecían de equipos de cirugía; la otra opción era llevar una moto-bomba que succionara el cada vez mayor fango en que estaba sumergida, pero la única moto-bomba disponible estaba bastante lejos del lugar y, debido a lo desastroso de las carreteras, sólo pudieron dejarla morir.
Poco después de su muerte, un grupo cristiano pidió incluso su beatificación.
Poco después de su muerte, un grupo cristiano pidió incluso su beatificación.
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