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Un secuestrador demanda a sus rehenes por incumplimiento de contrato verbal

Jesse Dimmick, un criminal convicto de Denver (EE.UU.) que había convertido en rehenes a una pareja de Kansas en su hogar, ahora les ha demandado, alegando que se rompió un contrato oral porque les prometió dinero a cambio de que lo ocultaran de las autoridades y ellos, cuando tuvieron ocasión, escaparon y llamaron a la policía. 
Uno no puede confiar ni en sus rehenes.
Todo empezó en septiembre de 2009, cuando el demandante irrumpió en la casa de Jared y Lindsay Rowley, huyendo de la Justicia, que lo buscaba para interrogarlo sobre la muerte a golpes de un hombre en Colorado. Dimmick, que iba armado, sostiene que le dijo a la pareja que lo perseguía la policía, y pidió que lo escondieran porque temía por su vida. Para convencerlos, asegura que ofreció al matrimonio una cantidad no especificada de dinero, forjando, según él, “un contrato verbal vinculante”. 

Intentando ganarse su confianza, los Rowley dieron de comer al fugitivo y esperaron a que se quedara dormido para escapar de su casa sanos y salvos y avisar a la policía. 

Dimmick fue condenado a 10 años y once meses en mayo de 2010, acusado de cuatro delitos, entre ellos dos cargos de secuestro. Desde la cárcel de Brighton, en Colorado, donde reside a la espera de juicio, ha presentado una demanda de incumplimiento de contrato en la que pide 235.000 dólares, en parte para pagar las facturas del hospital, donde tuvo que ser ingresado después de alcanzar un disparo al ser detenido. 

La pareja, por su parte, ha pedido a un juez que desestime la demanda. 

Conclusión: puede que Dimmick no sea tan tonto como para creer, en serio, que un juez o un jurado le otorgará nada, pero ¿qué clase de criminal fugitivo se queda dormido en casa de sus rehenes?

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