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Un perro fiel se niega a separarse de la tumba de su amo, muerto hace un mes


Tras la muerte de Lao Pan, un hombre soltero que murió a principios de este mes a los 68 años, desapareció su perro de la casa que compartían en Panjiatun, pueblo cerca de la ciudad de Qingdao, en la provincia china de Shandong. 
Lealtad más allá de la muerte.

Siete días después, los vecinos de Lao Pan encontraron al animal junto a la tumba del que fue su dueño, donde había permanecido desde su muerte, negándose a moverse del sitio. Compadeciéndose de su estado, ya que carecía de agua y alimento, lo llevaron de nuevo a la aldea, pero el perro regresó al cementerio. 

Ahora, esos mismos vecinos se acercan al nicho para alimentarlo con regularidad, y han decidido construirle una caseta en el lugar para que esté cerca de la tumba de su dueño. 

En la historia se han dado varios casos famosos de lealtad animal más allá de la muerte. Y una de las más conmovedoras es la de Hachicko:
Hachicko, diez años de espera.
Era el año 1925. Cada tarde, el profesor Ueno Eizaburo salía de la universidad y llegaba a la estación de Shibuya a las tres de la tarde, donde lo esperaba su fiel perro Hachiko. Sin embargo, el 21 de mayo de ese año Ueno murió de un derrame cerebral en su trabajo. Hachiko fue a Shibuya, como siempre, pero el profesor no llegó. Así que Hachiko esperó. Y esperó. Pronto los viajeros y el personal de la estación notaron la presencia del perro y comenzaron a alimentarlo. Los meses se convirtieron en años, y todavía Hachiko regresaba a la estación de Shibuya diariamente a las 15:00 horas, aunque la artritis y el envejecimiento se lo ponían cada vez más difícil. Finalmente, el 7 de marzo de 1934 - casi diez años después de la última vez que vio al profesor Ueno – el perro fiel, de 12 años de edad, fue encontrado muerto en el mismo lugar de la estación donde había pasado tantas horas esperando a su amo. 
Bobby, un perro fiel del siglo 19.
Su muerte y brillante ejemplo de lealtad ocuparon las portadas de los principales periódicos japoneses. Incluso se declaró un día de luto nacional, y gente de todo el país envió donativos para crear una estatua en su honor, que finalmente se colocó, en abril de 1934, en el lugar exacto donde Hachiko esperara durante tanto tiempo.

No menos emotiva y ejemplar la historia de Bobby, un Skye Terrier que pasó 14 años en una situación similar a la del perro de Lao Pan en el siglo 19. 
John Gray era un inmigrante que trabajaba en Edimburgo como vigilante nocturno. Para tener compañía en las largas noches invernales adoptó un pequeño perro llamado Bobby, con el que iba a todas partes. 
Bobby tenía dos años cuando Gray murió de tuberculosis en 1858 y fue enterrado en Greyfriars Kirkyard. El perro, al parecer, pasó el resto de su vida junto a él, al cuidado de la gente de bien. 
Ahora está inmortalizado en una estatua de bronce, incluso tiene su propia web. En la lápida de Bobby puede leerse "Greyfriars Bobby - murió 14 de enero 1872 – a los 16 años - Que su lealtad y devoción sean una lección para todos nosotros".

Varios libros y películas se han basado en sus historias.

Fuentes: klfm967.co.uk, historic-uk.com y jpn-miyabi.com.

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