La expresión “hijos adolescentes que se avergüenzan de sus padres” ha tomado un nuevo cariz después de que un grupo de madres de la escuela de St. Ignace, en Michigan (EE.UU.) haya decidido convertirse en las animadoras del equipo de fútbol de sus retoños que, dicho sea de paso, no ganaba un partido desde hacía meses, quizás por falta de motivación. Ante el desastre inminente de la desclasificación de la liga estudiantil, y en lugar de sentarse a gritar a los jugadores desde las gradas, las orgullosas madres decidieron unirse a la acción.
Hasta la fecha, parece que su apoyo ha sido decisivo para el equipo St. Ignace, que no ha sufrido ninguna derrota desde entonces y ya están cerca de ganar el título de campeones del estado.
Al parecer, de momento no hay ningún jugador en la alineación que esté descontento con el arreglo.
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